viernes, 18 de julio de 2014

LA ARQUITECTURA Y LA CIUDAD COMO OBJETOS MATERIALES.

Autor: Francisco Naranjo Lalama
Quito, octubre 2013


En el proceso que vive la Facultad de Arquitectura, ante los ineludibles cambios que el País demanda, es necesario el reflexionar sobre los contenidos de la enseñanza de la arquitectura en sus aspectos esenciales.
Los temas más trascendentales son los que se refieren a los contenidos.- la teoría.- las prácticas.- la proyectacion.- y las metodologías.- los procesos.- en sus interrelaciones y jerarquías, y cuyo conocimiento está basado en la historia como sustento.
Ha sido notorio en los procesos que ha vivido la Facultad, incluido el actual, la desvinculación entre estos cuatro componentes; la departamentalización y segmentación del conocimiento ha prevalecido desde la década de los setenta y se ha consolidado en el presente, como resultado de la falta de un debate permanente sobre los temas esenciales que definen el oficio.

LA ARQUITECTURA Y SU OBJETO DE TRABAJO 
Considero personalmente que para intentar superar  este problema es necesario  inicialmente conocer  y entender la disciplina a través de definir  su objeto de estudio y trabajo , es decir sobre que componente de la realidad trabajamos los arquitectos, y así como los médicos tiene como objeto de estudio el cuerpo humano, los sociólogos la sociedad y sus procesos, los antropólogos la cultura, los economistas las dinámicas mercantiles y financieras, los ambientalistas los temas de sostenibilidad, los arquitectos y todas las artes plásticas  como la escultura, la pintura, las artesanías trabajamos sobre objetos construidos y elaborados por el ser humano para satisfacer sus necesidades materiales e
inmateriales, consecuentemente el estudio, análisis y praxis de estas disciplinas se basa en el conocimiento, evolución  y transformación de los objetos
materiales a través de la historia.

Y estos objetos materiales formalizan un sistema global de vida y consecuentemente nos permiten acceder a la historia a través de sus manifestaciones concretas y al pensamiento que las produjo.
¿Cuáles son los objetos sobre los que trabajamos los arquitectos? La respuesta es clara, trabajamos sobre arquitectura y ciudad como objetos construidos, y desde este punto de vista la arquitectura se constituye en el componente fundamental de la producción cultural de una colectividad, es decir de la historia material del hombre.

Implica consecuentemente que para entenderla es necesario abordar las relaciones entre los objetos materiales y la cultura como expresiones de la vida colectiva, es decir, “… entender el conjunto de artefactos materiales producidos en una cultura con la trama significante que esta determina, sin desatender  a su propia y especifica materialidad y lenguaje”  la arquitectura entonces en sus particularidades debe ser concebida como producto de
una cultura y una organización social y como expresión de un modo de vida, de pensamiento, de desarrollo científico, tecnológico y estético.
Desde luego este tema ha sido abordado desde diferentes visiones  generalmente románticas.-residuos de los procesos generados sobre el tema en el siglo XIX.- que  han priorizado la valoración de la apariencia, e imposibilitado una lectura de la realidad de manera integral, es decir enfocada casi exclusivamente: al tratamiento de la forma, a la descripción y clasificación y usualmente a narraciones del proceso creativo.

Dentro de esta visión quizás podemos comprender los enfoques que se observan en la Facultad con más claridad, y cuyas variantes  son: por una parte la tendencia que da autonomía a la forma para  posteriormente incorporar valores e interpretaciones de la realidad y las segundas que niegan toda autonomía de la forma, prestando atención al contexto que rodea al objeto de proyecto, condiciones soci
ales, económicas e ideológicas, es decir el contenido social de la obra. En ambas visiones el objeto aparece parcialmente como producto de una cultura y una organización social.
Sin embargo, por la estructura académica vigente, basada en conocimientos parcelados y estancos, en las dos tendencias, al tratar de vincular programáticamente sus prácticas proyectuales en la operatividad del proceso, se expresan  contradicciones fundamentales como la anulación de todo conflicto histórico en el objeto de estudio, el desconocimiento de los contenidos esenciales de la arquitectura como practica y la ausencia de una visión integradora que garantice la calidad del producto final.

Se desconoce además el hecho de que los objetos materiales aparecieron como una fuente alternativa
de conocimiento de la producción material de la especie, garantizando como dice Walter Benjamin la necesidad de contemplar la cultura   como   ”producción” sin contraponer forma a contenido , y entender que de todos los artefactos producidos, “la arquitectura es la más eficiente guía hacia la cultura por su carácter de universalidad, complejidad y permanencia en el tiempo” .


Correlativamente cuando hablamos de la cultura material hablamos en nuestro caso de la
arquitectura y la ciudad como  objetos construidos y para su análisis entendemos en cada caso particular, la trama cultural que enlaza transversalmente el objeto de trabajo, y posibilita la comprensión de las diversas prácticas que inciden en el objeto por medio de la variedad de instrumentos para abordarlas
Implica entonces el analizar y procesar la interacción intima e indisoluble que se manifiesta entre el artefacto material y la trama cultural en que se produce, a lo que se incorporan los campos de producción que tienen relación con el objeto de trabajo: disciplinas, tradiciones constructivas y producción industrial, que constituyen el triángulo de relaciones del objeto de estudio.
El enfoque así planteado nos conduce a considerar la historia de la cultura material como la herramienta que nos permite descubrir la necesidad de articular objetivos disciplinares diversos, a fin de comprender la realidad sobre la que trabajamos. Así el proyecto de una vivienda,  por ejemplo nos conduce a determinar los modos de vida,  la organización familiar y sus relaciones y las formas de resignificacion de elementos simbólicos de la cotidianidad. El  estudio del espacio urbano y su conformación a través de la arquitectura nos sugiere las formas de relación del habitante con el trabajo, con los lugares de encuentro, con los modos de apropiación del espacio público, es decir en los dos casos implica establecer una visión integral entre el ser social en su realidad individual y en su realidad colectiva “…estos artefactos nos hablan de un lugar  en la comprensión de un campo de la producción disciplinar (Arquitectura y Ciudad), de unas técnicas con las cuales se construyeron, de los materiales que los constituyen, y de la cantidad de trabajo que permitieron su construcción en el tiempo”  es decir la cultura material establecida en una circunstancia espacio temporal delimitada y concreta y particularmente a su especifico lenguaje y a la historia de sus condiciones de producción. Y esta producción no es solamente imagen, es el producto de lo que una colectividad puede hacer en un momento histórico determinado, en posesión de  técnicas precisas y en dialogo con el pensamiento de
los movimientos y tendencias de su propia disciplina.


De esta manera y definido el ámbito general, el objeto de trabajo del arquitecto pueden formularse las modalidades de abordaje del campo de producción de los objetos materiales “y los mecanismos por los cuales la forma puede ser interpretada: la topología, el lenguaje, la técnica, el sistema físico”

LA CIUDAD Y LA ARQUITECTURA
Si hemos establecido el objeto de trabajo del arquitecto, es necesario considerar la visión sobre los
objetos materiales sobre los cuales actuamos es decir esencialmente la arquitectura y la ciudad, en este sentido consideramos que la ciudad y la arquitectura conforman una unidad dialéctica y que consecuentemente no pueden ser consideradas aisladamente y por separado, es decir entender “que la ciudad es arquitectura y que la arquitectura es construcción”.
Desde el siglo XV León Batista Alberti ya expresó que “la casa era el microcosmos de la ciudad”, e
igualmente Vitrubio, da por supuesto que “la forma de los edificios y la forma de la ciudad, campamento o asentamiento, están estrechamente relacionados”… Y que tanto las edificaciones Monumentales, como los grandes espacios públicos contienen una gran intencionalidad urbana, conjugan entonces la relación entre arquitectura y espacio público conforman una unidad indisoluble “en ambas realidades, la condición espacial por un lado y la vocación de escenario de la vida humana, por otro parecen encontrarse en una misma dirección.”  Sin embargo esta visión se pierde a partir de principios del siglo XX con la irrupción de las vanguardias y posteriormente el movimiento moderno: los conceptos de arquitectura y ciudad se han vuelto inciertos en su definición y contenidos y difícilmente pueden ser entendidos como una unidad por buena parte de los arquitectos y urbanistas.
A pesar de que las condiciones del presente, están orientadas en la Facultad a generar arquitecturas aisladas y descontextualizadas, objetos que responden a los condicionamientos culturales, establecidos por el sistema,  la globalización y el individualismo pregonado como la meta de las sociedades actuales por una parte y por otra la producción de una arquitectura repetitiva e indeterminada, proyección de las visiones funcionalistas que constituyen “el magma gris de la producción arquitectónica común”   en una realidad donde la ciudad ya no la hace la sociedad, la colectividad, sino que la construyen los operadores y especuladores urbanos, a través de estas edificaciones singulares.-sin contenido social.-  los conjuntos residenciales.-monótonos y descontextualizados.-y la contra cara de ese escenario, la arquitectura de la pobreza que se expresa en todas nuestras ciudades.

No toda la arquitectura marcha por ese camino, hay una práctica importante que orienta sus proyectos
a establecer las relaciones entre la ciudad y la arquitectura y el papel de la ciudad en la época contemporánea, ya que en los últimos años han surgido perspectivas y enfoques que intentan recuperar las nociones elaboradas a través de la historia para asimilarlas dentro de las concepciones y el pensamiento y desarrollo presente.

Dentro de esta línea de pensamiento, la relación entre ciudad y arquitectura se concreta  y define a través de la noción de territorio, como componente esencial pues permite comprender las diferencias y particularidades de cada fragmento, de cada barrio y de cada ciudad ; territorio entendido no solamente como topografía, espacio habitado, contenido histórico y social, sino como lugar de encuentro y materialización de las actividades humanas expresadas a través de la   arquitectura y el espacio público.

Como resultado de este enfoque, conceptos y nociones de arquitectura urbana y de proyecto urbano han desarrollado desde una problemática más representativa planteamientos teóricos y metodológicos orientados al desarrollo de proyectos para producir partes de la ciudad.
Esta visión de proyecto urbano implica comprender que la arquitectura parte de considerar que la ciudad en su esencia contiene, fragmentos, restos, memorias, imaginarios que permiten la articulación del proyecto a una realidad concreta y que paralelamente se convierte en un componente de transformación y  correlativamente de simbiosis de esa realidad.

Esta posición se orienta a rechazar los efectos causados por el  funcionalismo y racionalismo propuestos por el Movimiento Moderno en la ciudad contemporánea, que han generado efectos como el crecimiento expansivo, la zonificación y su consecuente segregación social y de actividades, el pretender que la construcción de la ciudad se la hace con normas y regulaciones, y cuyo fin es la gestión y no la evolución de la ciudad.

Contrariamente plantea, que se debe operar desde la ciudad existente, su historia, su topografía y lugar, como referentes innegables, como tradición y continuidad, especialmente en ciudades como las de nuestro País y América Latina. Propuestas que, como resultado de las experiencias obtenidas, permiten recoger, ordenar e integrar lo nuevo con lo existente, integrar la complejidad y la innovación como recursos fundamentales para su transformación, para su vigencia en la contemporaneidad.


Involucra desarrollar una arquitectura que se enfrenta con la ciudad, negocia con ella, la interpreta,
representa y manipula  y permite mostrar el vínculo urbano entre el objeto arquitectónico y el lugar. En los últimos años se ha incorporado en el discurso de la arquitectura en su relación con la ciudad, componentes que definen su papel como referente privilegiado para el proyecto de la urbe contemporánea, la comprensión de la  arquitectura urbana, como recurso para entender que tanto la arquitectura como la ciudad se encuentran sometidas a profundos cambios y mutaciones-
Las nociones incorporadas, permiten establecer variantes importantes en el análisis y el proyecto urbano, como:
a escala de los problemas de nuestras ciudades, que plantean soluciones alrededor de arquitecturas e infraestructuras de dimensiones diferentes a las que convencionalmente estamos acostumbrados, y que implican no solamente modificaciones cuantitativas sino y fundamentalmente cualitativas, es decir a una nueva forma de proyectar, construir y operar, una forma diferente de entender la relación entre arquitectura y ciudad. 
 
La comprensión de la especificidad de cada ciudad y cada parte de la misma.-piezas urbanas.- como unidades con su propio desarrollo, morfología y materialidad, y  consecuentemente el proyecto debe responder a esas condiciones específicas,  manteniendo una línea de innovación coetánea con el desarrollo conceptual y tecnológico del presente.

Concluyo con la frase de Saskia Sassen que dice “la condición estratégica de la ciudad del futuro pasará a través de sus arquitecturas.”