lunes, 18 de abril de 2011

Eduardo Souto de Moura Premio Pritzker 2011

Considerado por muchos profesionales como el Nobel de la arquitectura, el premio Pritzker es el galardón más importante para reconocer la trayectoria de un arquitecto. La medalla de bronce, que se entrega desde 1987 al ganador, fue diseñada por el arquitecto estadounidense Louis Sullivan y en el reverso lleva la inscripción "firmeza, comodidad y placer".

El premio toma el nombre de la familia Pritzker, de Chicago, propietaria de la cadena de hoteles Hyatt, que entrega anualmente un premio de 100 mil dólares al arquitecto elegido


El pasado 28 de marzo se anunció el ganador del Premio Pritzker 2011, el jurado conformado por: Peter Garth Palumbo,  Alejandro Aravena, Carlos Jiménez, Glenn Murcutt, Juhani Pallasmaa,  Renzo Piano y Karen Stein; proclamo como ganador de este galardón  a Eduardo Souto de Moura: arquitecto Portugués de 58 años, se licenció en arquitectura en la Escola Superior de Belas Artes (Escuela Superior de Bellas Artes) de Oporto donde, además, fue profesor de 1981 a 1991. Ha sido profesor invitado en las universidades de París-Belville, Harvard, Dublín, Navarra, Zurich y Lausana.

Tras colaborar en el estudio de Álvaro Siza entre 1974 y 1979, estableció su propio despacho profesional en Oporto en 1980.

Souto de Moura ha concluido cerca de 60 proyectos, la mayoría en Portugal, pero también en España, Italia, Alemania, Reino Unido y Suiza. Sus proyectos van de casas familiares a cines, centros comerciales, hoteles, apartamentos, oficinas, galerías de arte, museos y estadios deportivos. 

Entre sus obras destacan el Mercado municipal de Braga, las Torres Burgo en Oporto, o el Estadio Municipal de Braga.


Ha recibido diversos premios como el FAD de Arquitectura, el Premio I Bienal Iberoamericana o el Premio Pessoa.

El jurado recalco: “Durante las últimas tres décadas, Eduardo Souto de Moura ha producido un trabajo contemporáneo, pero que al mismo tiempo hace eco de las tradiciones arquitectónicas. Sus edificios poseen la habilidad única de transmitir caracteres aparentemente incompatibles – poder y modestia, coraje y sutileza, fuerte carácter público e intimidad – al mismo tiempo.”


 

Horas después de saber que había ganado el Pritzker, habla de su concepto de arquitectura y de cómo debe adaptarse a los tiempos de crisis.
La sencillez que define su obra es el espejo de su persona. Desde muy joven aprendió que para ganar premios no hay que pensar en ellos y por eso el Pritkzer llega realmente por sorpresa. 


 


—Recibe este premio por el carácter excepcional de su obra...
Prefiero pensar que soy un arquitecto normal, no excepcional. Los arquitectos excepcionales no van a tener mucho futuro, acabó el estrellato. Este Pritkzer tiene algún significado: es un premio americano que dan al país más mediocre de Europa y al arquitecto más sencillo de los que estaban en su lista. 
—Álvaro Siza destaca en su obra la importancia que da a la escala de sus edificios.
La escala es lo más difícil en arquitectura porque no hay ninguna regla. Tiene algo misterioso, es el carácter del edificio. La arquitectura es contra natura pero debe parecer natural.
—Siza y Mies Van der Rohe son sus grandes influencias.
Siza me ha influenciado como persona, con un carácter y una postura ética muy fuerte. Una forma muy interesante de resolver los problemas. Y de Mies Van der Rohe, su método de analizar la historia y proponer adaptar los edificos históricos a las situaciones actuales con las tecnologías disponibles. 
—¿Qué pasos sigue cuando llega un proyecto a su estudio?
Me lleva mucho tiempo y casi siempre realizo dos proyectos contradictorios, los voy desarrollando y hay uno que gana, que mata al otro. Normalmente el proyecto que gana es la primera idea, que es la más fresca.
—¿Cómo se debe adaptar la arquitectura a la crisis?
Debe reencontrar la especificidad de la disciplina, que es ser un arte social. Debe usar los medios de la época, las técnicas y responder a las grandes cuestiones actuales: habitación en África, recuperación del centro histórico de las ciudades, crear hospitales... Es un laboratorio enorme para resolver los problemas. 
—¿Los arquitectos a veces olvidan esa función social?
Hay una arquitectura de consumo, más vistosa y con base en la imagen, que cansa. Y hay otra arquitectura más sobria y más perenne que responde mejor a las situaciones. Eso no impide que de vez en cuando no se haga un monumento.
—¿El Estadio de Braga es su monumento?
Es mi obra más completa y más monumental. La que más satisfacción me ha dado al realizarla. Realicé todo, desde la intervención del paisaje hasta el diseño de los picaportes de las puertas, y en un tiempo limitado. 
—De su primera obra, la Casa das Artes, ¿qué le viene ahora a la cabeza?
La primera y la más radical, algo normal al ser joven. Con el paso del tiempo te das cuenta de que interesa que la arquitectura sea más natural y menos radical.
—¿Diseñar casas es lo que más le gusta?
Son un laboratorio de experimentación porque tiene casi todas las situaciones: interior, exterior, intimidad, zona pública, privacidad... Una casa grande responde a muchos programas. Y es una construcción no racional, las personas están presas de las formas, de lo imaginario, piden cosas que no sirven para nada.

—¿Cómo define su obra?
Intenta ser simple, objetiva y racional. La arquitectura debe ser racional, debe haber lógica en la construcción. Es una contradicción porque muchas veces, para aguantar dicha lógica, se debe mentir. La imaginación es algo peligroso en la arquitectura, que debe coger la tradición y usar los medios actuales para mejorar.
¿Una ciudad?
Roma y Chicago. Venecia es excesivamente bonita, casi al nivel de la belleza absoluta y tanta belleza cansa.
—¿Dónde le gustaría trabajar?
Más en Portugal y menos fuera, porque los circuitos de comunicación son más fáciles y la arquitectura necesita la empatía de varias instituciones. 
—¿Le preocupa cómo está su país?
Mucho, pero salimos adelante de crisis peores. La pena es que hay muy buenos arquitectos en Portugal, una nueva generación, que deben emigrar.

—A nivel mundial, ¿con qué arquitectura se queda?
Los dos países que más me interesan por su arquitectura son España y Suiza. Tienen las mejores escuelas europeas y garantizan la calidad media.

POR: BELÉN RODRIGO / LISBOA


Fuentes:

http://www.pritzkerprize.com/

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