martes, 17 de mayo de 2011

Ciudad Sostenible

La Fundación Eduardo Barreiros y Fundación MAPFRE, han reunieron en Madrid los días 5, 6 y 7 de octubre de 2010 a expertos internacionales en la VI Conferencia Internacional La Ciudad Sostenible.

Les presentamos un resumen Mesa Redonda RESPUESTA A LOS RETOS DE UNA CONSTRUCCIÓN EFICIENTE, en la que participaron:

LU IS FERNÁNDEZ-GALIANO
Arquitecto y Director de
Arquitectura Viva
PONENTES
GERARD EVENDEN
Arquitecto Foster + Partners
LÉON KRIER
Arquitecto y Urbanista
JAIME LERNER
Arquitecto y Urbanista

El objetivo principal ha sido investigar en el ámbito internacional sobre el futuro de una ciudad más respetuosa en el área medioambiental. Para debatir sobre este tema se han reunido: empresarios de la industria automovilística y del sector de la energía ante la fabricación del coche eléctrico, así como prestigiosos urbanistas internacionales que han analizado aspectos sociológicos y sostenibles de nuestras ciudades en el siglo XXI. La conferencia de clausura ha sido impartida por Gro Harlem Brundtland, ex primera ministra de Noruega y ex presidenta de la Comisión Mundial de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

Durante la jornada del 6 de octubre tuvo lugar la mesa redonda RESPUESTA A LOS RETOS DE UNA CONSTRUCCIÓN EFICIENTE, que estuvo moderada por Luis Fernández-Galiano, arquitecto y director de Arquitectura Viva. En sus palabras introductorias, enfatizó que el problema de las ciudades sostenibles al final es el problema del planeta, que se ha convertido en objeto de comercio, pero que realmente es la casa común de todos y actualmente se encuentra en un momento dramático de su historia. El ocaso de los combustibles fósiles es también el ocaso de las ciudades tal como las conocemos.

El modelo americano de ciudad dispersa ha llegado a colonizar el mundo. Está basada en un consumo de combustibles fósiles que ya no es tolerable. Ya en los años setenta, recordó Fernández-Galiano que su promoción de Arquitectura vivió las crisis del petróleo y a pesar de que fue una seria advertencia sobre la dependencia de esa fuente de energía, los arquitectos idealizaron la casa unifamiliar, un sueño que luego se convertiría en pesadilla. Le Corbusier lo dijo claramente: “Un sueño multiplicado por dos millones es una pesadilla”.

Nuestro viejo símbolo, la torre de Babel, se ha convertido en una Babel horizontal. Hoy nuestro enemigo es la casa que, a través de su multiplicación, se ha convertido en algo rechazable con el coche como protagonista.
Y sin embargo, la Modernidad quería eso al final de la II Guerra Mundial, y nos enamoramos de esas casas, tanto en Estados Unidos como en Europa, sin darnos cuenta de que esa ciudad de casitas pronto destruiría la ciudad que implica sobre todo la relación entre unos y otros.

En la película American Beauty, la rosa que da título al film es una metáfora del suburb americano: una rosa sin olor y sin espinas. “La urbanización se ha convertido en una metástasis que lo invade todo. La ciudad se ha convertido en una caricatura: un downtown de rascacielos y una extensión inmensa de urbanizaciones”, concluyó el moderador para dar paso al primer ponente: 

Gerard Evenden, arquitecto de la firma Foster + Partners, está envuelto en uno de los proyectos más singulares del momento: la construcción de una nueva ciudad, Masdar, en pleno desierto de Abu Dhabi, que será supuestamente la primera ciudad completamente ecológica. Según Evenden, Masdar es para Foster + Partners un desafío.
Ya desde los años sesenta, Norman Foster ha estado construyendo cientos de proyectos en los que la energía era un punto esencial a considerar. En el caso de Masdar, se trata de crear una ciudad total, de siete millones de m² en la que residirán 90.000 personas (50.000 habitantes y 40.000 personas que trabajarán en ella). Emisiones de CO²: cero.

Masdar está concebida como un proyecto piloto que cuenta con un presupuesto de 14.000 millones de dólares del gobierno del emirato árabe. El propósito es reducir en un 70% el consumo de energía en los edificios. Y para ello se han fijado en otras ciudades del entorno a la hora de estudiar los puntos clave de la construcción, como la orientación, el control de la temperatura y la eficacia energética de los materiales.


Ya están construidos varios edificios: la universidad, la residencia de estudiantes, la biblioteca y el centro de enseñanza. Cada edificio está construido según su finalidad. Funcionan al 100% con energías renovables, un 90% energía solar y el resto producida por los residuos. El problema fundamental es el agua, que hay que obtener de la desalinización del agua marina.

La universidad es un centro para graduados especializados en ciencias medioambientales y ha sido construida con un material nuevo muy ligero, aislante como una burbuja de aire que reduce la temperatura. La residencia de estudiantes está hecha de un hormigón de arena con una capa aislante de doble cristal y tiene ventanas de celosía. El centro de enseñanza está orientado de tal modo que el sol nunca de en la fachada y la luz natural entra a través de unos espacios móviles en el techo.
Masdar intenta recuperar la “ciudad humanizada” con la alta tecnología. Está diseñada en forma vertical, con las infraestructuras y el transporte público eléctrico en el subsuelo y la superficie para los peatones, las bicicletas o vehículos públicos movidos por sensores.

“Este proyecto piloto va a aportar conocimientos decisivos para la construcción de ciudades sostenibles de alta tecnología. Como dice Norman Foster, lo que no se entiende es por qué sólo hay una Masdar en el mundo y no veinte”, concluyó Evenden


Léon Krier está reconocido como uno de los arquitectos más prestigiosos del mundo. Recibió el Premio Richard Driehaus de arquitectura clásica en 2003. Es uno de los representantes más influyentes del New Urbanism (Neourbanismo) un importante movimiento en Estados Unidos. Es asesor del Príncipe de Gales, para el que está construyendo Poudbury, en el condado de Dorset, Gran Bretaña.

Situada cerca de Dorchester y construida en tierras del Ducado de Cornualles perteneciente al Príncipe Carlos, Krier señaló que Poudbury no se trata de un proyecto filantrópico, sino que el Príncipe ha ganado mucho dinero con esa ciudad. El plan se diseñó a fines de los ochenta y la construcción se inició en 1993. Se prevé que esté terminada en 25 años, con 2.500 casas y unos 6.000 habitantes. Poundbury es un experimento urbano en el que la escala humana es el eje, ajustada a las necesidades del cuerpo humano como se hacía en las ciudades tradicionales. 


Para Krier, un tema clave en urbanismo es cómo enfrentarse a un futuro sin combustibles fósiles cuando las políticas de crecimiento económico en los países industrializados están basadas en la presunción de que seguiremos contando con combustibles fósiles por mucho tiempo. ¿Qué podemos hacer? La respuesta de Krier es sencilla: aunque tuviéramos recursos infinitos de combustibles fósiles, deberíamos utilizar esa energía de una forma muy distinta a como la hemos estado utilizando, y no deberíamos construir más rascacielos ni urbanizaciones dispersas.

La calidad de las ciudades tradicionales radicaba en la sociabilidad, pero las nuevas construcciones enormes no contribuyen a esa calidad de vida, son formas mórbidas de desarrollo. Corremos el riesgo de que “sostenibilidad” sea un término tan usado que se quede vacío de significado, un slogan que nos quieren vender. Las ciudades tradicionales ya han demostrado que eran sostenibles, puesto que siguen aquí.
Poundbury intenta recuperar esa calidad de vida. Se está construyendo en varias etapas, se experimenta cómo funciona, se sigue adelante. Son 5 barrios que acabarán uniéndose hasta conformar una ciudad, conectados por una calle mayor peatonal. El tráfico de vehículos está ralentizado a propósito y no hay señales de límite de velocidad, ni accidentes de tráfico.

Es una arquitectura pintoresca, pero con fábricas, comercios, escuelas, clínicas y todo lo necesario para el funcionamiento de una ciudad moderna. La altura de los edificios está limitada a tres pisos y los únicos edificios altos, en las afueras, tienen carácter simbólico, no funcional. Comparte la filosofía del Príncipe Carlos: “Hay que mantener la escala de operaciones que hoy en día no tiene ninguna defensa ni en la política ni en la cultura. Una escala ajustada a la persona, a las necesidades de nuestro cuerpo y esto es lo que hacían las ciudades tradicionales”.

Jaime Lerner, arquitecto y urbanista, fue tres veces alcalde de Curitiba, Brasil, donde llevó a cabo una revolución urbana en las décadas de los 70, 80 y 90 que ha hecho de esta ciudad de dos millones de habitantes una de las más reconocidas en el mundo por su sistema de transporte público y sus programas ecológicos y sociales.

Lerner abrió su ponencia con la pregunta ¿qué es una ciudad sostenible? Es difícil para la gente entender qué es y cómo se hace. En su definición hay factores muy importantes, como los nuevos materiales de construcción, los edificios “verdes”, nuevas fuentes de energía, reciclaje, etc., pero todo esto no es suficiente, subrayó Lerner. El problema de base es que el 75% de las emisiones de CO² se originan en las ciudades. ¿Cómo reducir las emisiones? Primero es necesaria la voluntad política y una ecuación de co-responsabilidad.

Hace 20 años escribió un libro para explicar a sus conciudadanos su idea de ciudad sostenible. El mejor ejemplo que encontró como símbolo fue la tortuga porque lleva bajo su concha vida, trabajo y movimiento. Además, la concha tiene un diseño urbano. Si cortamos la tortuga en dos para separar trabajo y vida, moriría y esto es lo estamos haciendo con nuestras ciudades. 
 
Uno de los personajes del libro es Otto, el coche, un invitado a la fiesta que no quiere marcharse nunca, bebe y tose mucho, es egoísta y muy exigente, demandando más autopistas, viaductos, obras. “El automóvil es como nuestra suegra mecánica. Tenemos que tener buenas relaciones con nuestra suegra, pero no podemos dejar que ella comande nuestra vida” dijo Lerner con ironía.

Cada ciudad tiene un diseño, bien sea radial, lineal, etc. Ese diseño es una extraña arqueología donde uno capta los caminos en los que conviven el trabajo, la vida y el movimiento. Cuando la ciudad se divide en barrios por clase social, zonas residenciales y de trabajo, la ciudad se deshumaniza. Hay que conservar tres elementos fundamentales: movilidad, sostenibilidad y socio-diversidad, lo que implica tolerancia, co-existencia.

Curitiba tenía un diseño, pero no tenía recursos. En los años setenta era una ciudad de un millón de habitantes que necesitaba un metro, pero no tenía dinero para construirlo. Así que el alcalde Lerner propuso un bus-metro sobre la superficie. Tiene su propio carril, su embarque es rápido pues se paga antes de subir, y su frecuencia es menor de 1 minuto. Cuando se inauguró en 1974, transportaba 25,000 pasajeros al día. Hoy lleva 2.300.000, diez veces más que el metro y la red de trenes de cercanías de Río de Janeiro, costó 100 veces menos y se hizo en tres años. Lerner está diseñando ahora el mismo tipo de sistema para las Olimpiadas de 2016 en Río.

 

Solucionó así el problema de la densidad de tráfico. “El secreto de la movilidad está en no competir jamás en el mismo espacio", explica el arquitecto que ahora también está diseñando el coche más pequeño del mundo.

Su concepto de “acupuntura urbana” es muy importante porque el proceso de planificación lleva su tiempo, pero a veces un pinchazo, un proyecto enfocado puede crear una nueva energía en la ciudad, como la pirámide de I.M.Pei en el museo del Louvre, el parque más pequeño y bello de Nueva York, Paley Park, el parque de la Bossa Nova en Río, un antiguo aeropuerto en República Dominicana transformado en espacio para los jóvenes con la dignidad de un teatro, o las calles portátiles que dan vida durante un fin de semana a lugares que están decayendo.
En realidad, dice Lerner, hay que actuar en todo. Hace 20 años, cuando era alcalde, lanzó una campaña para enseñar a los niños a separar y reciclar la basura y hoy un 70% de los habitantes de Curitiba lo practica, la tasa más alta en el mundo. Pero no toda la basura es basura, y así se construyó el Teatro de la Ópera de Alambre en una antigua cantera en dos meses. La rapidez en la conclusión de un proyecto es muy importante para ganarse la colaboración de los habitantes.
Hay que entender que la sostenibilidad es una ecuación entre lo que se ahorra y lo que se desperdicia. Así como no tiramos un retrato de familia aunque no nos gusté la nariz de un tío, nuestra referencia debe ser un homenaje a la diversidad étnica de la ciudad, puesto que Curitiba es una ciudad con gentes procedentes de todo el mundo.

Ha hecho suyo el lema que aprendió de un profesor en China: “BMW para todos: Bus, Metro, Walking”.

Hay una pregunta que siempre hace cuando le presentan al alcalde de una ciudad, después de haber escuchado la retahíla de problemas: ¿cuál es su sueño? Éste es el punto de arranque para el cambio de una ciudad. “Si se quiere creatividad hay que quitar un cero del presupuesto; si se quiere sostenibilidad hay que añadir dos ceros y si se quiere solidaridad hay que mantener la identidad y respetar la diversidad“, concluyó Lerner.

Fuentes:

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