viernes, 22 de octubre de 2010

Homenaje a Henry Carrión Williams




Por: ma. augusta larco moscoso


Tal como siempre su presencia, cauta y ligera, perceptible en detalles como su silencio, permanece en un rincón de su oficina en un pequeño papelito colgado sobre una pinza roja que encierra en su silencio enorme profundidad sobre una postura de vida, sobre una posición convencida y más que todo vivida a lo largo de sus 71 años de vida. 
Mas allá del gran arquitecto esta el gran ser humano lleno de enseñanzas no solo impartidas en sus cátedras, para los cientos de alumnos, que tuvimos la suerte de crecer junto a él, sino en las vivencias de vida de quienes pudimos compartir una charla profunda, una copa de vino o un bosanova. 
La generosidad de su casa impecablemente blanca como su cabellera y la transparencia del espacio filtrado a través de la ventana al igual que la luz que cruzaba por sus anteojos.
Hablar de un gran amigo no es tarea fácil porque hay demasiadas cosas que contar, pero mas allá de lo que se pueda decir está lo que nos deja en los corazones, en el ama, en el lápiz nuestro que recibió su influencia; lo que queda en la ciudad a la que le entregó testimonios de su posición ante la vida y la arquitectura.
Alguna vez cuando regresábamos de una visita de campo me dijo: no digas a nadie que este edificio de aquí es mío son aquellos pecados inmortales que uno comete y que se quedaran aunque tu no sigas aquí y hayas muerto, es por eso que uno debe ser cuidadoso porque sino te perseguirán el resto de tu vida y aun después permanecerán, nos dejo sus pecados inmortales y su sus actos nobles de arquitectura. Así mismo creo que lo que nos queda de Henry nos acompañará siempre en nuestras vidas.
Su prudencia extrema que hasta para referirse a los temas complicados era definitiva y encerraba enorme profundidad, nunca un proyecto de sus alumnos era malo, él se refería diciendo y lo cito textualmente ” este proyecto no va a cambiar el destino de la arquitectura…; está, por lo menos es correcto…” ; para muchos de nosotros y
para esta ciudad Henry si cambio el destino de la arquitectura.

Estas pequeñas reflexiones pretenden compartir un pedacito de las cosas que mi gran
amigo Henry me las dio con enorme humildad, como su hoja blanca de papel que
cuelga hasta hoy día en la pared sobre su pinza roja que dice textualmente lo que me
permito resaltar como lo último que compartió conmigo desde su oficina en silencio:
“Para ser arquitecto creo que se necesitan dos habilidades principales:
en primer lugar, la sensibilidad y parte de ésta es innata, la otra parte va
aflorando con las vivencias que son fruto de la experiencia y del
aprendizaje, y en segundo lugar, la creatividad”.
“Teníamos que economizar evitando utilizar recubrimientos y materiales
costosos. Por esta razón la arquitectura resultó ser muy honesta y
limpia”.
“En los años 60 hubo el boom petrolero y eso hizo que haya un
florecimiento definitivo de la Arquitectura. Se hizo buena y mala
Arquitectura, porque fue una situación que llegó de improviso”.
“Ser muy autocrítico si me ha servido, y he sido en eso muy humilde.
Nunca he pensado que he hecho la obra maestra. Creo que puedo
mejorar y sigo aprendiendo”.
“Si tú ves el Panteón Romano es una obra eterna, ha trascendido las
épocas. La arquitectura debe mantenerse siempre vigente y actual”.
“Entonces la arquitectura no tiene que conformarse solamente con ser
correcta sino que tiene que tener la capacidad de emocionar, así como
lo hace un poema”.
“Si no somos capaces con nuestra arquitectura de comprometernos con
la comunidad a la pertenecemos no estamos cumpliendo la función del
arquitecto”.

Gracias y Hasta pronto………………



1 comentario:

  1. Señor en todo el sentido de la palabra! Amigo leal e inigualable! Maestro iluminado...Esposo con un Amor de esos de historia de ficción.... Henry ya esta con su Julinhia... Con mi viejo...Con nuestro Taita Dios! RRK

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